El baloncesto puede ser una excelente opción para que los niños aprendan a comprometerse.
La vida por si misma plantea múltiples situaciones competitivas y las personas debemos estar preparadas para ello. El baloncesto de competición es una excelente oportunidad para aprender a competir de forma saludable y eficaz, adoptando un estilo de funcionamiento que puede ser muy valioso para los niños en su vida deportiva y extradeportiva presente y futura.
Todos los valores destacados anteriormente contribuyen a que los niños(as) aprendan a competir. Además, es importante que aprendan a aceptar equilibradamente las victorias y las derrotas, los éxitos y los fracasos, las buenas y las malas actuaciones, los aciertos y los errores.
Por este motivo, es importante que a lo largo de su etapa formativa (micro, mini, infantil) puedan afrontar distintas experiencias: ganar, perder, jugar bien, jugar mal, etc., y que éstas sean aprovechadas por el entrenador para enseñar a aceptar los buenos momentos con moderación y los malos momentos con esperanza.
Como es lógico, los jugadores estarán más contentos si ganan que si pierden, reflejando que como buenos competidores se han esforzado para ganar. Sin embargo, ni la victoria ni la derrota debe acentuarse demasiado. El entrenador debe felicitar a sus jugadores por su esfuerzo con independencia del resultado del partido.
Cuando se ha ganado debe destacar las acciones de los jugadores bien hechas y cuando se ha perdido también; el día que se ha ganado debe establecer nuevos retos para seguir mejorando, y el día que se ha perdido también.
Pase lo que pase el entrenador debe aprovechar la experiencia de los partidos para que los jugadores aprendan a ser buenos competidores.
El baloncesto puede ser una excelente opción para que los niños aprendan a comprometerse, perseverar en su esfuerzo dando el máximo posible, tolerar las situaciones adversas y seguir perseverando, asumir responsabilidades individuales en beneficio del grupo, trabajar en equipo, respetar normas de funcionamiento, respetar a los demás y ser buenos competidores, aceptando la victoria y la derrota, los buenos y los malos momentos, como parte del proceso de la vida.
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