Traducción al español por Carlos Fernando García
Son muchos los estudios en torno a las diferencias entre los niños y las niñas. Adie Golberg sostiene que ya en la primera infancia es posible individualizar más de un centenar de diferencias entre el género femenino y masculino. La diferencia radica en los dos hemisferios cerebrales.
Hoy día se sabe que en ambos sexos el lado izquierdo es la parte que se especializa en el lenguaje y en las funciones la lógica, en tanto que el derecho es el especializado en las funciones emocionales, afectivas y perceptuales. Los dos hemisferios están conectados por un puente de fibras nerviosas que permite que éstos se intercambien información. Algunas investigaciones han demostrado que este puente es mucho más voluminoso en las mujeres que en los hombres, y esto lleva a una mayor integración entre las funciones de los dos hemisferios y una menor autonomía recíproca. Esto permite al sexo femenino cambiar más fácilmente sus puntos de vista e interactuar mejor con el entorno.La mujer utiliza en mayor medida el hemisferio derecho lo que le permite realizar acciones mentales en paralelo, ya que está más ligado al entorno emocional y al lenguaje análogo; es seguramente más intuitiva que el hombre porque su cerebro es menos rígido que el de éste.
Las niñas tienen la capacidad de reconocer acciones intuitivas en tan sólo 200 mili-segundos, mientras que los niños son mucho más lentos.
Estudios recientes han mostrado que las chicas utilizan ambos hemisferios, en tanto que los varones usan sólo uno (la percepción espacial, la secuencia exacta de acciones a realizar).
La mujer para ubicarse en el espacio tiene la necesidad de puntos de referencia, mientras que el hombre busca a menudo andar por intuición. Las muchachas son mejores que los muchachos en las funciones del lenguaje, mientras los muchachos están más inclinados al razonamiento matemático y mecánico, en las tareas visuales y en imaginar la trayectoria de un objeto que se desplaza o es lanzado.
La mujer es más resistente al estrés, tanto en el sentido físico, como en el fisiológico, tiene una actividad comunicacional y de comportamiento social mejor que la de los hombres; es más rápida y completa, porque su naturaleza le permite una mejor integración entre pensamiento y emotividad.
Desafortunadamente son los padres quienes establecen las distinciones entre niños y niñas, imponiendo diferencias culturales (por ejemplo: Juguetes para niños y niñas).
En cuanto atañe al Minibasket, a los 6 años ya existen diferencias y disparidades entre hombres y mujeres: la niña tiene una menor disponibilidad en lo concerniente a la coordinación senso-motriz, especialmente en el aspecto dinámico (recibir y pasar el balón en movimiento) y lo que encierra la coordinación dinámica en general. La niña durante el juego tiene más fantasía, puede percibir una serie de variables y a menudo toman decisiones importantes con una alta probabilidad de éxito. En los grupos mixtos las chicas son mejores que los varones desde el punto de vista motriz, hacen amistad más fácilmente incluso con los niños (que no desean en lo absoluto jugar con las niñas), en tanto que los chicos son más agresivos, descoordinados e impulsivos.
Las jovencitas tienen una mayor movilidad articular y un mejor equilibrio con relación a los muchachos; son menos coordinadas que éstos en lo que respecta a lanzar y recibir, tienen miedo del contacto y “tocar” el balón, son menos agresivas, son iguales a ellos en lo que tiene que ver con el control de la respiración y la estructuración del espacio-tiempo.
Hasta los 11 años la diferencia entre niños y niñas, en términos de fuerza es mínima. Luego, a partir de esta edad, el incremento es mayor en los chicos (después de la pubertad, los muchachos tienen en promedio una fuerza cercana al 40% superior a la de las chicas).
-Fuente: BaskteManía
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